Si vas de visita a Francia una semana, con una aplicación de traducción te las puedes arreglar bien (si es que no hablas francés, como yo). Pero ¿y si te mudas a Francia? Te convendría hablar el idioma con soltura, en lugar de depender de una aplicación todo el tiempo.
Tal como una aplicación de traducción cuando estás de vacaciones, las herramientas de IA están siempre disponibles para ayudarte en tu trabajo. Pueden responder preguntas, hacer sugerencias e incluso ocuparse de algunas de tus tareas.
Con la posibilidad de recibir ayuda en el trabajo “en el momento justo”, tal vez creas que no tienes por qué aprender tareas importantes con anticipación. O que quizás no valga la pena hacer el esfuerzo de aprender tareas por si llegaran a surgir a lo largo de tu jornada laboral.
Es cierto que las funcionalidades de IA transformarán la forma de trabajar. De todos modos, estoy convencido de que, en medio de todos estos cambios, persistirá una cruda realidad laboral simple y siempre vigente: los empleados tienen que aplicar sus habilidades y especializaciones sin ayuda de la tecnología. Es lo que yo llamo “tener soltura con las habilidades”.
Los asistentes de IA son cada vez más inteligentes.
OpenAI, Microsoft y Apple anunciaron que pronto los asistentes de IA podrán entender el contexto. En otras palabras, podrán “ver” lo que estamos haciendo en nuestros dispositivos digitales y en las aplicaciones. De esa manera, podremos pedirles que nos ayuden con las tareas digitales que hacemos.
Si todavía no lo viste, no te pierdas este video de demostración de OpenAI. Allí podrás ver los tipos de interacciones que puedes mantener con GPT-4o cuando ve tu pantalla.
Y mira este video de Google para ver cómo la IA nos puede ayudar a orientarnos por espacios físicos usando nuestra cámara.
La IA es la aplicación de traducción, tus habilidades son la soltura con el idioma
Las demostraciones de IA (como los videos que están más arriba) nos pueden abrumar y hacernos replantear qué habilidades nos convendría desarrollar. Del mismo modo, cuando en mayo OpenAI demostró sus funcionalidades de traducción en vivo, el precio de las acciones de Duolingo, la aplicación gratuita para aprender idiomas, cayó un 3,5 %. El mercado se debatía con la pregunta: “¿Sigue siendo necesario aprender un idioma si se pueden hacer traducciones en tiempo real donde sea?”.
Desde entonces, el precio de las acciones se recuperó; quizás porque resultó evidente que, si bien la traducción es sumamente útil, no se puede comparar a hablar un idioma con soltura. Se necesita soltura, y no solo para mudarse a Francia.
La soltura es necesaria para la vida cotidiana, estés donde estés. Decimos unas 16 000 palabras por día. No podemos delegar nuestro método de comunicación más decisivo y fundamental. En las interacciones y relaciones en las que la velocidad, la colaboración y la intimidad son lo más importante, se necesita soltura.
Soltura con las habilidades en el espacio de trabajo
También se necesita soltura con las habilidades en el trabajo. Pregúntate esto: “¿Mi trabajo se parece a una interacción cotidiana o más bien a unas vacaciones cortas?”.
Desde luego, hay casos de uso para cada abordaje. Para las tareas que haces ocasionalmente (las vacaciones cortas), la capacidad de buscar información es vital. Nunca recuerdo cómo escribir la fórmula BUSCARV en Excel. Cada vez que la necesito, la busco. Con la IA, ese proceso es muy fluido.
Sin embargo, para las partes principales de mi trabajo (las interacciones cotidianas), hay herramientas y procesos en los que, al parecer, me apoyo todo el tiempo. No quiero trabas cuando uso estas herramientas. Quiero tener soltura en mis habilidades.
Esta analogía de la soltura (el uso cotidiano) y la traducción (el uso ocasional) hace referencia a una dinámica clave en el uso de la IA. Pero no es la única dinámica que está en juego. La IA nos puede ayudar con tareas nuevas o poco frecuentes y hasta puede ocuparse de tareas diarias repetitivas y monótonas. También nos puede ayudar a dar los primeros pasos, superar obstáculos o considerar nuevos puntos de vista.
Y pase lo que pase, hay un factor que es constante. Más allá de cómo nos ayude la IA, nuestras capacidades en sí seguirán siendo el eje central más importante del proceso. Cuanto más sólido y robusto sea ese eje, mejor será nuestra interacción con la IA y más nos beneficiaremos.
5 razones para ganar soltura con las habilidades para tus principales áreas de especialización
1. Velocidad y pensamiento asociativo
Los conocimientos asimilados nos ayudan a pensar rápido, relacionar ideas fácilmente y notar arquetipos sin tener que buscar información todo el tiempo. Para destacar la importancia de la velocidad en nuestro trabajo, los informáticos usan la analogía de la flauta. Imagina que tratas de tocar la flauta y pasa un segundo entre que tocas una nota y la oyes. Con esa demora, te resultaría difícil practicar o dar un concierto, ¿no?
Nuestras habilidades de pensamiento y resolución de problemas resultan más eficaces cuando tenemos acceso a los conocimientos sin ninguna distracción. En estudios sobre la memoria de trabajo, se descubrió que las especializaciones requieren complejos fragmentos cognitivos que promueven las habilidades de razonamiento. Estos fragmentos, al igual que los componentes mentales básicos, aumentan nuestra capacidad de llegar a niveles más profundos de comprensión y creatividad.
2. La paradoja de la automatización
La paradoja de la automatización es esta: cuando reemplazamos el trabajo por máquinas, estas requieren instalación, mantenimiento y controles, lo que genera otros tipos de trabajo. Al sustituir el trabajo habitual, dependemos más de la especialización necesaria para darle mantenimiento a un sistema complicado y controlar las excepciones.
Hemos observado esta tendencia con los aviones. ¿Tuviste la oportunidad de ver una cabina de mando últimamente? Son sistemas complicados.
Como señaló el capitán Chesley Sullenberger (quien hizo la heroica hazaña de aterrizar un avión en el río Hudson): “Se necesita mucha más capacitación y experiencia, no menos, para pilotear aviones muy automatizados”. En lo que respecta a la IA, hay que mantener cierto grado de especialización para poder supervisar y controlar los sistemas.
3. El GPS poco confiable
Uso un GPS para orientarme en casi cualquier lugar al que voy. Por eso, mi capacidad para llegar adonde sea sin ayuda, en particular cuando recorro una ciudad o un país nuevo, es muy mala. Es tan mala que me niego a salir del estacionamiento del supermercado hasta que el GPS esté listo.
Según investigaciones, los taxistas de Londres, que están obligados por la ley a memorizar el complejo y enrevesado mapa de calles de la ciudad, tienen el hipocampo más grande que el resto de los mortales. Sin embargo, la mayoría de nosotros no nos ganamos la vida conduciendo autos, así que depender del GPS pero ganar practicidad y rapidez en la calle no es mal negocio.
La verdadera dificultad radica en que la IA es un GPS poco confiable. ¿Qué pasaría si el 10 % de las veces el GPS nos guiara hacia coordenadas imprevistas? Peor aún, ¿qué pasaría si no tuviéramos forma de saber que perdimos el rumbo hasta que ya fuera demasiado tarde?
El problema de equivocarse con algo es que sentimos lo mismo que cuando tenemos razón, hasta que ya es demasiado tarde. Delegar las especializaciones en la IA es un solución impredecible porque es difícil prever cómo se manifestarán y cuánto costarán los errores.
4. La última ventaja competitiva real
Cuando las herramientas de IA estén al alcance de todos, necesitaremos algo sin IA para sobresalir entre la multitud. Estamos acostumbrados a defender “trincheras” tradicionales, como la experiencia previa o un diploma universitario que nos ayudó a mantener nuestro puesto en el trabajo.
Hoy, la IA es un gran factor igualador. Si dependemos de ella para la mayor parte de nuestro trabajo, nos puede reemplazar fácilmente cualquiera que tenga acceso a las mismas herramientas. En otras palabras, la capacidad de aprender de forma constante se ha convertido en el nuevo método para sobresalir y mantener nuestra ventaja competitiva personal.
5. Valores y trabajo artesanal
No todo debería girar en torno a la economía cortoplacista. Siento una gran alegría y satisfacción al aprender y hacer bien mi trabajo (al menos por momentos). Como la tecnología está haciendo mella en cada vez más aspectos de nuestra vida cotidiana, quizás nos encontremos rumbo a una crisis de sentido (si es que no la estamos atravesando ya).
Seguramente, crear puestos de trabajo que generen alegría y nos llenen de sentido no aumentará el ROI a largo plazo, pero de verdad creo que con el tiempo dará sus frutos. Con la IA, es más fácil que nunca hacer trabajos y productos mediocres. Pero sospecho que la gente se irá decantando por las empresas donde se valore lo artesanal.
No dejes de invertir en especializarte.
Cabe esperar que las nuevas funcionalidades de IA continúen perfilando las tendencias de aprendizaje y desarrollo, y aportando más herramientas de asistencia laboral a demanda. Sin duda, con estas tecnologías aumentará muchísimo la productividad.
No obstante, no podemos descartar la necesidad de tener soltura con las habilidades ni los procesos que permiten adquirirla. No podemos dejar que las organizaciones y los líderes le resten importancia a la necesidad de seguir invirtiendo en las habilidades y capacidades fundamentales. Jamás debes suponer que los empleados sin experiencia que usan IA tienen la misma capacidad que tus expertos internos.
Estoy convencido de que el futuro recompensará con creces a las personas y las empresas que continúen especializándose y no dependan simplemente de los atajos que ofrece la IA. Si algo tiene mucha importancia, apunta a tener soltura con tus habilidades.
(Y, por las dudas, no cortes esa racha de Duolingo todavía).